lunes, 3 de abril de 2017

Agustino Pedro Perea, primer obispo de Arequipa, recordado en su tierra de Briones, La Rioja

El primer obispo de Arequipa, Fray Pedro Perea OSA  (La Rioja 1619-Lima 1630)[1]

 

Fue el primer obispo que efectivamente entró en la ciudad y rigió la nueva diócesis de Arequipa. Nació en Briones (La Rioja, España) en el año 1565; ingresó en la Orden de San Agustín; se formó en la Universidad de Salamanca, donde obtuvo el grado de maestro en teología.

Nombrado por Paulo V, fue preconizado en 1617 y tomó posesión de su sede arequipeña el 1 de agosto de 1619, el mismo año en que erigió la catedral y fundó el Seminario de San Jerónimo. Además, tiene lugar  la erección de una parroquia especial para los indígenas, la realización de la visita general de la diócesis en la que confirmó en la ciudad y sus contornos a más de 10.000 personas, y dividió algunas doctrinas.

 El historiador P. Enrique Fernández dirá de él que "revela su talento, pero escasa discreción, la carta que escribió a Felipe III en abril de 1619 con alguna idea peregrina". Informó en 1623 "que en la diócesis existían 54 doctrinas, de las cuales 14 estaban regentadas por regulares, y que emitió un auto clausurando los conventos con menos de ocho miembros, como el de Camaná, que solo contaba con uno o dos, y el de Arica con cuatro religiosos, ambos de mercedarios". Pensaba que las doctrinas atendidas por regulares debían pasar al clero diocesano como solución al problema de su exención al pago de los diezmos.

 También es famosa su carta a Felipe IV consistente en un sólido tratado sobre la certeza de la inmaculada concepción de la Virgen María y que hizo imprimir en Lima el año 1629, felizmente accesible en internet y que va precedida de un bello escrito del célebre cronista agustino P. Antonio de la Calancha[2].

 Lamentablemente entró en "conflicto dilatado y ruidoso" con los canónigos de su cabildo, porque reclamaba los haberes de éstos como ilegítimos. Visitó toda su extensísima diócesis hasta Tarapacá, Collaguas y Condesuyos. Labró su propio palacio en la calle que hoy se denomina Palacio Viejo y creó la parroquia de Santa Marta para los Indios. Murió en Lima el 28 de mayo de 1630, pero sus restos fueron trasladados a Arequipa el año siguiente.

 En su pueblo natal de Briones fundó la Capilla de los Perea en la que hay una lápida recordatoria[3]. Se cierra la capilla con una verja de hierro con frisos, eses y el escudo de la familia. Los motivos de los cuadros son; degollación de San Pablo, Crucifixión de San Pedro y abrazo de Pedro y Pablo. El sepulcro de Pedro de Perea luce un blasón en el frontón y está coronado de la figura orante del propio Pedro de Perea a tamaño natural. Les comparto el documento enviado por la directora del Archivo Arzobispal de Lima, Laura Gutiérrez, en la que se especifica el deseo del donante[4]:

Con esta donación, solicita (y se acepta) que se le entierre en la capilla que se ha de edificar hacia la plaza (y todo a costa del obispo), hacia la iglesia y capilla principal de Santiago.  Y que hecha la capilla hacia la plaza se ponga altar y retablo y su advocación sea de San Pedro y San Pablo, y la fiesta principal a 29 de junio.  "Y quiere el señor obispo Perea que sea de Pinçel de San Pedro y San Pablo, quando se despidieron y fueron a padezer martirio y arriba en el frontispicio un Christo cruzifixado y Nuestra Señora y San Juan Evangelista y que esta imagen esté entre dos columnas de madera muy dorada con el frontispicio de arriba y cruzifixo".

"Yten que el bulto de la sepoltura del señor obispo Perea que ha de estar dentro de su capilla que ha de hazer y sacar asia la plaza a de estar arrimado asia la pared de la dicha plaza a un lado y la figura y persona del dicho señor obispo alta y de rodillas con la mitra y baculo a los pies mirando a la ymajen de San Pedro y San Pablo que assi lo escribe y quiere el dicho señor Obispo Perea".

También pide que dentro de la dicha capilla que se ha de hacer estén tres lozas y lápidas para trasladar en ella los cuerpos del señor Francisco Perea y su mujer Catalina Díaz de Medina, padre y madre del obispo Perea y los huesos de don Rodrigo de Perea, difunto, hermano suyo, que está depositado en el claustro de los Caballeros, donde yace don Diego de Aro, en el monasterio de monjas de San Benito y Nuestra Señora la Real de Nájera.  Con las armas y dignidad de su linaje y que nadie más se entierre allí.



[1] Agradezco al editor de la Revista del Archivo Arzobispal de Arequipa (nº 7, 2010, p.20) por el cuadro reproducido de la serie existente en la Catedral.

[2] JIMÉNEZ DE LA ESPADA, Marcos. Relaciones Geográficas de Indias..., Tomo II, Apéndice II, pág.XIII. Facsímil completo en https://archive.org/details/copiadelacarta00pere

[3] Les comparto  la foto que amablemente me envía el 17 de julio del 2015 mi amigo historiador Juan Antonio Teso.

[4] APELACIONES DE AREQUIPA. IV: 1   1630/1642. Arequipa. Autos de ejecución del testamento y memorias de bienes e inventarios de fray Pedro de Perea, obispo de Arequipa, natural de La Rioja.  Albaceas: el licenciado Gregorio Arce de Sevilla, Juan de Biergol, tenedor de los bienes del difunto, y don Diego de Armenta Altamirano, vicario general. Incluye una escritura de donación hecha por el Obispo para hacer una capilla en la villa de Briones (obispado de Calahorra y la Calzada), su tierra natal, con una capellanía y dotes de cuarenta mil pesos más cinco mil ducados.

 

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